ANEXO 1.
Incremento
considerable del poderío norteamericano
El
incremento del poderío norteamericano fue la resultante de dos factores: a) Del
hecho que U.S.A., a raíz de la guerra, experimentó un auge económico, que en
buena medida contribuyó a hacerle salir de la postración económica de la década
de 1930. Ello queda bien demostrado con un examen de las cifras que nos
proporciona André Siegfried en su obra “Panorama de los Estados Unidos”. Nos
dice: “De 1939 a 1944 la guerra estimuló de manera espléndida la economía
americana obligada por las circunstancias a intensificar su producción en una
medida que ninguna imaginación hubiera podido prever: el volumen de los bienes
y servicios producidos ha aumentado en un 50%; el de las materias primas en un
60% y el de los artículos manufacturados se ha triplicado; la agricultura ha
aumentado su producción en una tercera parte, el potencial industrial ha
crecido de un 40% a un 45%, y la movilización económica y militar ha absorbido
sin esfuerzos a nueve millones de parados. De esta producción hipertrofiada, el
40% corresponde a armamento, el 50% al consumo civil, y el 10% a exportaciones,
pues América representa con respecto a sus aliados, el papel de proveedor
indispensable y eficaz.
b)
La quiebra definitiva del hasta entonces poderoso Imperio Británico, la derrota
de Alemania y Japón y la bancarrota de Francia e Italia, provocaron un vacío de
poder en Europa y en el mundo colonial. Al hacerse visibles las discrepancias
entre las naciones occidentales, por un lado, y la Unión Soviética por el otro,
y aún antes, si recordamos el proceso de expansión norteamericano, empieza a
evidenciarse que Estados Unidos, sólidamente afianzada su posición económica,
profundamente afectados los países europeos, y en peligro evidente el sistema
económico que permitió a Europa dominar al mundo durante siglos, asumiría la
defensa de este sistema, que era el suyo, si bien Estados Unidos lo practicaba
con variantes de importancia, como su anticolonialismo, por ejemplo.
De
manera, pues, que la Segunda Guerra Mundial sirvió a USA como trampolín para
llegar a una franca posición de primacía en el concierto de las naciones
occidentales, aunque no es menos cierto que ya antes Estados Unidos había dado
buenas pruebas de su crecimiento e influencia en casi todos los principales
puntos del globo.
ANEXO 2
El Plan Marshall
El
Plan Marshall proporcionó mercancías más que dinero, con lo cual gran parte de
la ayuda beneficiaba a la economía estadounidense. Pero su impacto sería
determinante. Con máquinas de cadena de montaje se reconstruyó la Fiat y se
impulsó la economía italiana. Las mulas de Missouri revitalizaron la
agricultura griega. Casi tres cuartas partes de los puertos franceses,
destruidos durante la guerra, se reconstruyeron en dos años. Al cabo de un año,
los ingresos en Europa superaban los niveles de antes de la guerra en un 20 por
100 y el racionamiento empezaba a desaparecer.
El
impacto político también fue radical. A Francia se le explicó que no habría más
ayuda a menos que solucionase el descontento obrero de inspiración comunista.
La opinión pública, muy contraria a los sabotajes ferroviarios, se volvió
contra el comunismo y las huelgas se acabaron. En Italia iban a celebrarse unas
elecciones que podrían dar el triunfo a los comunistas, Estados Unidos dejó
bien claro que no habría más ayuda si eso ocurría. La CIA creó en secreto
partidos anticomunistas e impulsó la propaganda contraria al comunismo. A los
italianos que vivían en Estados Unidos se les animó a escribir a sus familias,
pidiendo que no votasen a los comunistas. Todo esto dio un vuelco a las
elecciones.
En
realidad, el Plan Marshall contribuyó a establecer las líneas de batalla de la
Guerra Fría en Europa. Los países europeos que aceptaron la ayuda se
comprometieron claramente con el Occidente capitalista. En el este, los
soviéticos respondieron con contundencia, calificando el Plan Marshall de trama
imperialista con la que Estados Unidos aspiraba a dominar Europa. (…) En 1949
nació el COMECON (Consejo de Ayuda Económica), versión soviética del Plan
Marshall, aunque actuaba de forma más directa en beneficio de la Unión
Soviética. Europa comenzó a distanciarse tanto económica como políticamente. En
Alemania, la recuperación impuso la reforma monetaria en el oeste y se excluyó
de ella a la Unión Soviética. La división de Alemania era completa. Pero
quedaba otra anomalía que se iba a convertir en uno de los potenciales puntos
álgidos de la Guerra Fría: la continuación de la ocupación de Berlín.
Swift, J. (2008). Atlas histórico de la Guerra Fría.
Madrid: Akal
ANEXO 3
La reforma económica de Alemania
En
1948, Alemania estaba aún ocupada, y su territorio dividido y gobernado por las
fuerzas militares de los países aliados que habían derrotado la aventura
imperialista de Adolf Hitler. El gran cambio de la política económica ocurrió
en junio de 1948. (…) Los resultados fueron tan favorables y se obtuvieron tan
rápidamente que la historia recuerda esta experiencia como “el milagro
económico alemán”.
La situación económica previa a
la realización de la reforma
En
resumen algunos de los elementos importantes que caracterizaban la situación de
Alemania a mediados de 1948 eran los siguientes: -destrucción material; -caída
de la producción; -pobreza generalizada; -inmigración forzada de más de 10
millones de refugiados; -escasez de viviendas y de alimentos; -controles y
trabas a la producción; -destrucción de la confianza en la moneda;
-restricciones a la actividad comercial; -mercados clandestinos perseguidos;
-retroceso económico; -la pesada carga que para los aliados significaba
mantener la inmensa ayuda económica a los territorios alemanes ocupados; -la
imposibilidad de acordar una política común con la U.R.S.S.; -la posibilidad
del gobierno de ocupación soviético de emitir moneda sin limitación; -inflación
reprimida en los mercados oficiales e inflación abierta en los mercados
clandestinos.
¿Quién
fue el autor de la reforma económica?
Algunos
historiadores afirman que fue obra de los dirigentes alemanes, encabezados por
Ludwig Erhard. Otros sostienen que la reforma fue impulsada por el gobierno
norteamericano de ocupación. Hay quienes consideran que el plan fue elaborado
en la Tesorería de los EE.UU., e impuesto por el gobierno de Washington. (…) Al
margen de esta controversia, lo cierto es que la eliminación de los controles
fue dispuesta mediante instrumentos jurídicos sancionados por las instituciones
alemanas que cumplían tareas legislativas, mientras que la reforma monetaria,
la reducción del gasto público y la prohibición de los déficit oficiales fueron
establecidas mediante leyes sancionadas directamente por los gobernadores
militares. A este conjunto de postulados se lo denomina economía social de
mercado. Sus defensores propugnaban el establecimiento de una sociedad libre
que controlara tanto el poder público como el poder privado; un orden económico
basado en la libertad de los mercados que determinaran la eficiente producción
y distribución de los bienes y servicios. Las reglas del mercado debían guiar
la conducta de los individuos, incentivar la actividad empresarial, asumir el
riesgo económico. La sociedad debía facilitar el desarrollo de un sistema de
previsión social que proveyera seguridad para todos contra el desempleo, la
enfermedad y la vejez.
La reforma económica
La
reforma económica consistió en la creación de una nueva moneda, la reducción
del gasto y la prohibición del déficit oficial, y la eliminación del control de
precios y del racionamiento.
Primera
ley para la reforma monetaria: Ley sobre la Moneda
Esta
ley dispuso la creación de un nuevo marco alemán, el Deutsche Mark. La primera
ley para la reforma monetaria estableció las vías a través de las cuales se iba
a introducir la nueva moneda en la economía. Esta ley dispuso que cada
habitante del territorio en el cual se efectuaba la reforma monetaria recibiera
a cambio de billetes de la moneda que se reemplazaba la misma cantidad nominal
de Deutsche Mark en efectivo, hasta un monto máximo de 60 Deutsche Mark per
cápita. (…) Esta reforma no solo le cambió el nombre a la moneda sino que su
aplicación permitió reducir la oferta monetaria en forma cuantiosa. Así, los
casi 150.000 (144.508) millones de Reichsmark declarados se convirtieron en
solo 12.800 millones de, Deutsche Mark (el último día de 1948). (…)
Se
estableció como regla general que los saldos bancarios de la vieja moneda resultantes
de las declaraciones oportunamente realizadas se convirtieran a la nueva moneda
utilizando la relación: 1 Deutsche Mark por cada 10 Reichsmark. (…) Asímismo,
se estableció que, en general, las deudas contraídas en Reichsmark fueran
convertidas a la nueva moneda de tal forma que el deudor quedara obligado a
pagar al acreedor 1 DM por cada 10 Reichsmark de deuda original.
Reducción
del gasto público y prohibición de los déficit oficiales
La
tercera ley para la reforma monetaria introdujo importantes modificaciones al
régimen laboral de los empleados públicos. Dispuso que los contratos laborales
celebrados antes del 21 de junio de 1948 podían ser cancelados con anterioridad
a esa fecha si se cumplía con un preaviso de seis semanas. Además, si el salario
pactado era superior a 800 Reichsmark por mes, el contrato podía ser rescindido
con cuatro semanas de preaviso. Adicionalmente, esta ley otorgó plena autoridad
para adoptar todas aquellas medidas que se considerasen convenientes y
necesarias para asegurar la estabilidad de la nueva moneda y el equilibrio de
las finanzas del sector público.
Se
prohibió a las instituciones oficiales incurrir en déficit. Los gastos del
sector público no debían superar sus ingresos ordinarios. La obtención de
recursos mediante el endeudamiento público se permitía solo en los casos que
correspondan a anticipos de ingresos futuros y ciertos.
Eliminación
del racionamiento y control de precios
Solo
se mantendrían dentro del sistema de racionamiento algunos comestibles
importantes y las materias primas que eran esenciales para la producción
industrial y agropecuaria. Se dispuso que las autoridades debían evitar que se
formaran monopolios y eliminar los existentes, así como garantizar la
competencia. Se liberaba del control de precios a: las verduras y frutas
frescas y congeladas; las frutas secas, frutos silvestres, hongos y sus
derivados; plantas de flores de adorno, medicinales y especias; plantas
textiles; vid; alfalfa; paja; alimento para pájaros, perros y animales
pequeños; animales vivos de todas las clases con excepción de cerdos, corderos;
animales sacrificados con excepción de vacunos, cerdos, corderos; miel y cera
de abejas; huevos; las comidas en restaurantes y hoteles; productos frescos de
confitería; levadura; productos dulces si no están sujetos a racionamiento;
todas las bebidas sin alcohol con excepción de la leche y derivados; té alemán
y aguas medicinales.
Resultados de la reforma
Como
señalan innumerables testimonios de la época, aun pocos días después de
iniciada la reforma económica reaparecieron en las vidrieras de los comercios
las mercaderías que los compradores durante tanto tiempo solo habían podido
conseguir en los mercados clandestinos. Se conseguía ropa nueva y pequeños
artículos que hasta entonces demandaban búsquedas durante semanas: agujas de
coser, hojas de afeitar, vasos comunes, lamparitas eléctricas, lápices.
Gradualmente, también volvieron a aparecer los coches de bebé, las bicicletas,
las máquinas fotográficas, las motonetas y los primeros automóviles.
En
1948, la producción industrial creció 45% con respecto al año anterior, y en el
quinquenio siguiente, 1949-1953, la tasa de crecimiento de la producción
industrial promedió el 20% anual. (…) Se hizo posible un notable incremento del
ahorro y de la acumulación de capital productivo. Entre 1949 y 1953 la
inversión equivalía al 25% del producto bruto; es decir, la cuarta parte de la
producción era asignada a la producción de bienes que iban a generar más
riqueza en el futuro. Y también mucho trabajo; la productividad por hora
trabajada en el segundo semestre de 1948 aumentó 16% respecto al semestre
anterior, y en el periodo 1949-1953 aumentó a una tasa del 8,5% anual.
El
Plan Marshall contribuyó significativamente al resurgimiento de Alemania porque
la reforma económica permitió que esos recursos externos fueran utilizados para
la inversión.
Conclusión
En
1957, Erhard era aún ministro de economía y afirmó en un discurso:
“Precisamente porque atribuyo todos los éxitos conseguidos mediante nuestra
política a las actividades de los hombres que en ella han participado, no estoy
dispuesto a permitir que siga hablándose del “milagro alemán”. Lo que se ha
llevado a cabo en Alemania en estos últimos 9 años es todo lo contrario de un
milagro. Es tan solo la consecuencia del esfuerzo honrado de todo un pueblo
que, siguiendo principios liberales, ha conquistado la posibilidad de volver a
emplear su iniciativa y sus energías. Por lo tanto, si este ejemplo ha de tener
algún sentido más allá de las propias fronteras, este será hacer presente al
mundo entero el triunfo de la libertad humana y del libre funcionamiento de la
economía”. Recuperado de
ANEXO 4
El gran salto económico de Japón de posguerra
En un periodo histórico
relativamente breve Japón logró no solo reconstruir su economía, (luego de la
guerra) sino convertirse en una de las naciones industrializadas más
importantes del mundo actual. En ello desempeñó un papel fundamental la
regulación económica estatal y la política industrial concebida para la
reconstrucción. (…) Con la nueva constitución de Japón (1947), el emperador fue
despojado de su poder soberano y reemplazado por un gabinete parlamentario. El
contexto de funcionamiento del capitalismo japonés se diseñó por la reforma
política de las naciones aliadas tras la Segunda Guerra Mundial. Esta reforma
abarcaba ámbitos, como: la tierra, la educación, la protección de los
sindicatos, la desmilitarización y la disolución de los zaitbatsus (agrupación
entre empresas).
La mencionada reforma aplicada a
Japón en este periodo contempló las cuestiones siguientes:
1. Una reforma agraria que fomentó
una mayor igualdad: eliminó a los terratenientes que no utilizaban sus tierras
y creó la clase de agricultores poseedora de la tierra que cultivaba.
2. El establecimiento de un nuevo
código civil por la igualdad entre el hombre y la mujer.
3. Una reforma educativa que tuvo
también un impacto importante. El nuevo sistema, basado en modelos
norteamericanos, estableció nueve años de educación obligatoria gratuita y tres
años más opcionales de enseñanza media. Quienes reunían aptitudes adecuadas y
pagaban las modestas tarifas educativas, podían llegar a graduarse en la
universidad.
4. El establecimiento de reformas
democráticas: libertad de reunión, asociación y expresión, incluido el Partido
Comunista; abolición del sintoísmo, como religión oficial; y libertad de culto.
5. La disolución de los
zaibatsus, que fomentó la competencia, pues disminuyó el tamaño empresarial de
la industria japonesa y surgieron las pequeñas y medidas empresas, las cuales
debían luchar ferozmente entre ellas para conseguir mayor número de ventas.
Después de la guerra había poca
oferta de capital y los tipos de interés eran consecuentemente altos. Sin
embargo, el Gobierno hizo posible que las empresas con más futuro obtuvieran
fondos a unos tipos de interés extremadamente bajos. Como regla, estas empresas
orientaban su producción hacia el mercado externo.
Los bancos canalizaban el capital
acumulado para prestarlo a industrias estratégicamente importantes, apoyadas
por las garantías de créditos del Banco de Japón. Asimismo, el Gobierno ofrecía
importantes concesiones tributarias a los ingresos por exportación, a la vez
que establecía la adquisición de tecnología como prioridad nacional.